Todo publicista y marketero ha tenido que afrontar desde sus inicios algo que puede ser muy sencillo para algunos pero que también puede ser un gran problema para muchos otros. Nos referimos al hablar en público, acción que uno debe manejar a la perfección si es que desea vender un producto o una idea y lo cual es una de las más importantes armas en toda persona cercana a este rubro y mucho otros más.
El hablar en público significa para muchos unas de las tareas más difíciles que pueden existir. Y es que si bien hablar lo puede hacer cualquiera, tratar de convencer a un grupo de personas acaparando su interés de principio a fin requiere de ciertas técnicas que muchos nunca llegan a desarrollar.
Las personas que no tiene problema con esto son aquellas que tienen el hemisferio derecho cerebral muy activo, cuyas funciones están vinculadas con la creatividad y la imaginación en tiempo real. Sin embargo, ¿qué pasa con los nervios de aquellos seres analíticos que piensan que todo debe salir a la perfección o de aquellos que entran en pavor?
Para comenzar a perderle el miedo a hablar en público, a continuación 3 útiles consejos que te ayudarán a vencer el miedo al público para que tus exposiciones o ventas tengan la presentación que realmente se merezcan.
1.- Ponte en el lugar del otro
Haz este ejercicio: Si tú estuvieras escuchando tu propia conferencia, ¿qué le cambiarías?, ¿qué te hubiera gustado ver?, ¿qué le quitarías? Al tener este panorama claro uno puede plantearse bien y modificar los objetivos de lo que va a presentar o vender.
Es un grave error querer impresionar a todos desde el primer momento. El público se da cuenta cuando uno está desesperado por llegar a ellos así que no esperes sus palmas desde el primer día. Como en todo, poco a poco una va ganando esa confianza.
2.- No trates de caerles bien a todos
Si bien uno debe ser lo más “simpático posible”, hay que acordarse de que no son nuestros amigos y que no estamos en una reunión social. Es por ello que muchos oradores hacen el esfuerzo de “caerle bien” al público a toda costa, sin importar que estén dando información que no sea relevante.
Lo que realmente capta la atención de tu público es el contenido de tu mensaje, no tu encantadora personalidad. El consejo aquí es dejar de concentrarte en el entretenimiento o los chistoretes para romper el hielo y trabajar con mayor profundidad tus ideas.
3.- Estar preparados para una confrontación
Nietzsche dijo que quien se permite hablar en público “tiene el deber, tan pronto modifique sus opiniones, de contradecirse también en público”. Esto nos recuerda que ninguna idea es permanente y pueden existir múltiples enfoques sobre un mismo tema.
Parte del nerviosismo de una persona que habla en público es caer en el error y que sea alguien del público quien te lo haga notar, situación que muchas veces termina en una innecesaria confrontación.
Uno siempre debe considerar que nadie es dueño de la verdad y que las ideas contrarias de otros pueden servir para hacer un debate sano y sagrado y no un pleito donde todos quieren tener la razón. Imponerse en una idea muestra lo cerrada que puede ser la persona y quita el interés de quienes lo están oyendo. Lo mejor es saber aceptar las ideas de los demás y siempre mostrar un claro interés hacia ellas sin dejar de sustentar las tuyas.