DragonflEye, podría ser el dron más pequeño del mundo y tiene la forma de una libélula. Draper, es la empresa creadora de este diminuto aparato y aseguran que muy pronto podrá alzar vuelo. Por el momento, solamente puede agitar sus alas y sostenerse en el aire durante pocos segundos.
El pequeño robot tiene una “mochila” que funciona como su cerebro y realiza la trayectoria que se le ha programado. Aunque, también está el objetivo de que no siempre esté pegado a una programación y mueva con la independencia de un insecto real. Según TechCrunch, esto se lograría con materiales sensibles que hagan que el aparato reaccione a cambios de longitud de onda.
Draper está amando estrategias para que este dron aprenda a volar en áreas de actividad. Este aparato podría ser utilizado en distintos ámbitos, como el replicar las actividades de insectos reales, en este caso, sería la polinización. También sería perfecto para el espionaje, transportar objetos muy pequeños y tener aplicaciones biomédicas.
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