Algunas historias de supervivencia y superación valen la pena compartir. Como este caso, que narra todo lo que tuvo que pasar una perrita antes de encontrar el verdadero cariño y su tranquilidad. Cuando Tania Cappulleti decidió pasar un increíble y caluroso domingo en Costa Rica, su intención era encontrar un perro callejero de color crema muy tímido que ella había visto una semana atrás.
Aunque Tania fue incapaz de encontrar al perro que buscaba originalmente, encontró otro que necesitaba urgente ser rescatado. Un can negro hasta los huesos estaba echado al costado de la carretera escuálido y la mujer decidió detenerse. “Cuando la vi pensé que podría tener mucha sed y hambre y como estábamos en una misión de rescate de todos modos, tenía colchones de espuma en la parte trasera de la camioneta, agua y comida para perros y opté por ayudarla“, comentó.
Tania dice también que cuando el animal vio que el coche se detuvo y que ellos dos bajaban del auto, ella comenzó a caminar hacia su dirección y una vez frente a ellos, se derrumbó y lloró de alegría, de dolor, de sed y hambre. Tras una posterior inspección, descubrieron que además de estar cubierto de pulgas y garrapatas, también estaba extremadamente deshidratada, así que le dieron comida y agua en pequeñas cantidades hasta que se recuperara.
Finalmente, Tania y los dos voluntarios que estaban con ella, Blendan Thomas y Olivia Mocillo, entregaron al perro, a quien llamaron Gaia, a un refugio de animales, puesto que el centro donde ellos son voluntarios (Tania es co-fundadora), el Charlie’s Angels Animal Rescue, que ofrece cuidado y residencia temporal para perros abandonados o víctimas de abuso; no podía hacerse cargo de ella.
Gaia fue trasladada al hogar que previamente había acordado aceptar al perro de color crema que Tania esperaba encontrar aquel domingo. Al inicio, se sorprendieron debido al cambio, pero la perrita fue aceptada gustosamente a permanecer una temporada allí. Luego de cinco semanas en el refugio, Johanne Froment vio su foto publicada en Faceboook y la adoptó.
Ahora Gaia se pasa el día jugando con su nueva madre, sus dos hermanos gato, Tigre y Sacha, y disfruta de su pasatiempo favorito, que es ir a la playa. “Gaia tiene una personalidad muy agradable. Es muy social y siempre quiere jugar. Creo que a ella le gusta mucho ser una perrita y parece que está muy feliz con nosotros ahora“, señaló Johanne. ¿Qué te pareció esta historia?
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