Con sus dos diminutas alas en un veloz movimiento imperceptible al ojo humano (de 120 veces por segundo), un delgado minirobot se tambalea en busca de una superficie para descansar -al igual que un murciélago– durante un determinado tiempo y ahorrar energía para su próximo viaje.
Esta cualidad de posarse sobre distintas superficies sería la última novedad de la pequeña máquina conocida como “Robobee” (robo abeja), que viene siendo desarrollada por un grupo de investigadores y expertos en robótica de la Universidad de Harvard hace, aproximadamente, más de 10 años.
Desde su primer vuelo en 2012 y la sorprendente capacidad, que le otorgaron sus creadores el 2015, tras superar las barreras en su diseño, a un prototipo similar, pero más grande, de sumergirse y “nadar” bajo el agua; en un reciente trabajo publicado en la revista Science, han demostrado cómo estos microrobots pueden ahorrar energía.
“Muchos de los usos de microrobots –explica Moritz Graule, líder del estudio en un comunicado– les obligan a permanecer en el aire durante períodos prolongados. Desafortunadamente, eso hace que se queden sin energía rápidamente. Nuestro objetivo era mantenerlos activos más tiempo, pero sin un uso adicional de energía”.
Para resolver esto, los expertos recurrieron a la adhesión electrostática, que es lo que ocurre cuando frotamos un globo contra nuestro cabello y este se “pega” a la pared. El equipo de Graule colocó un pequeño parche electroestático en el RoboBee que le permite adherirse a superficies como metal, madera o material orgánico (una hoja de una planta).
El parche pesa unos 13,4 mg y todo el dispositivo alrededor de 100 mg, similar al peso de una abeja. Esta solución requiere cerca de 1,000 veces menos energía que la necesaria para que el Robobee permanezca en vuelo. Para que el microrobot vuelva a volar tan solo debe cortar uno de los electrodos que usa para quedarse pegado y activar sus alas para moverse.
Fuente: Harvard University
De momento, tanto la energía como las instrucciones de vuelo se le suministran desde una fuente de alimentación y un ordenador externos. Por ello, el nuevo reto es crear baterías ultraligeras para que este robot pueda volar sin estar conectado a una toma de electricidad.
¿Para qué o en qué se usarán estos robots? Los investigadores querían crear un robot capaz de emular la capacidad de las abejas para volar con precisión, transportar cargas relativamente pesadas y coordinarse con otros individuos (como en un enjambre), previendo una multitud de aplicaciones para esta criatura.
Ellos teorizan con un uso de monitorización, al poder montar micro cámaras y emisores de radiofrecuencia que podrían dar más información sobre un lugar o dar cobertura para comunicaciones. En sus ejemplos prácticos detallan cómo se podría enviar a una zona de una catástrofe y con una cámara ver la evolución de la misma.
Fuente: Harvard University
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