Las fotografías mágicas de Diego Castro

Diego Castro siempre se sintió atraído por la fotografía, pero se dio cuenta que le apasionaba como arte después de haberse ya graduado de la universidad.

Sus padres tomaban muchas fotos de paseos, viajes, retratos familiares y cosas de la vida cotidiana. A Diego le fascinaba ver estas imágenes una y otra vez: lo atrapaba la magia que transmite el hecho de que un momento pudiera quedar congelado para siempre, las historias que se pueden contar y los mundos que se pueden crear en la fotografía.

Se inició en este arte hace más de 10 años con una Polaroid y con una pequeña cámara compacta Nikon, la cual llevó a un viaje por la India. Si bien no considera que hizo buenas tomas en dicho viaje, fue una experiencia que le hizo dar cuenta de que la fotografía era lo suyo. Fue así como se compró una Nikon d5000 y se inició en el mundo de las DSLR.

Su fuente de inspiración viene desde el colegio, cuando solía leer muchos libros de calabozos y dragones, cuyas ilustraciones eran tan realistas que casi parecían fotos.

Sus referentes fotográficos son Anna Zhuravleva, Anita Anti, Oprisco y Marta Bebacqua, por la suavidad y belleza que transmiten sus imágenes.

Diego cree que cada proyecto suyo ha sido un reto para él, pues siempre ha luchado por que su fotografía vaya adquiriendo esa cualidad que hace que se identifique a la creación con su creador. “Ese es un reto permanente para mí, lograr tener ese sello que hace que apenas tu veas una foto ya sepas de quién es”, nos cuenta.

Su tipo de fotografía favorita es el fine art, el retrato y lo surreal. Actualmente,, usa una Nikon d7000 con un lente 50mm 1.8, un lente 24mm y un 18-105mm. Hace poco ha adquirido también, una Fuji xt2 con un XF56mm 1,2, lo cual espera que le traiga muchos días de felicidad.

Para aquellos que aspiran a ser fotógrafos, Diego aconseja que salgan a disparar tanto como puedan para saber si realmente les gusta. Y si es así, seguir haciéndolo constantemente e intentar ir cada vez un poco más allá.