Cuando el trastornado ciudadano estadounidense, Omar Mir Seddique Mateen, mató a 49 personas e hirió a otras 53 en Pulse, una discoteca gay en Orlando (Florida), el pasado 12 de junio, la mayoría de las víctimas sobrevivientes fueron enviadas al Centro Regional Médico de Orlando (ORMC) o al Hospital de Florida para recibir tratamiento.
Sin embargo, la factura total que tenían que pagar al estar internados en cualquiera de esos dos centros se elevó rápidamente más de 5,5 millones de dólares; algo que podría considerarse injusto. Así también lo comprendieron los directivos de dichos hospitales, que han anunciado que no van a cobrar a las víctimas y cancelarán la deuda millonaria.
Según medios de prensa locales, el ORMC, que trató la mayoría de los pacientes y todavía tiene uno bajo su cuidado, buscará el pago de planes de seguros y fondos para víctimas establecidos por las autoridades municipales. Asimismo, si la deuda no es cubierta en su totalidad, será perdonada, tampoco se cobrará a las familias de las víctimas que murieron después de llegar a ORMC.
El presidente del hospital Orlando Health, David Strong, declaró que “el tiroteo en Pulse fue una tragedia terrible para las víctimas, sus familias y toda la comunidad. Durante este momento difícil, muchas organizaciones, ciudadanos y organizaciones benéficas se han acercado para mostrar su apoyo. Esto es simplemente nuestra forma de pagar esa amabilidad”.
La portavoz, Kena Lewis, agregó que trabajarán con las víctimas que necesiten cirugías posteriores. “No sabemos cuáles serán las necesidades futuras de estos pacientes, sus situaciones financieras o las medidas políticas que se tomarán, y si bien no podemos hablar de atención gratuita para siempre, utilizaremos nuestra política de asistencia financiera para evaluar los casos de la mejor manera”.
En tanto, los funcionarios del Hospital de Florida han dicho que no van a cobrar a las compañías de seguros de las víctimas por el tratamiento. El director ejecutivo, Daryl Tol, dijo que incluso pagará de su bolsillo cualquier cirugía que las víctimas puedan necesitar en el futuro. “Fue increíble ver como nuestra comunidad se unió a raíz de la tragedia sin sentido que ocurrió aquí”, manifestó.
Mario López, de 34 años, recibió un disparo ese día, pero no estaba asegurado, así que tenía que lidiar con la deuda por asistencia médica de 20 mil dólares. Él aseguró que esta noticia era un “gran alivio”. “Ese día salí para pasar una noche divertida con los amigos. Nadie esperaba que aquello ocurriera. Mi vida se puso de cabeza y luego tenía que preocuparse de cómo iba a pagar el hospital”, comentó.
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