La siguiente es una historia real que nos muestra el poder que Facebook tiene para hacer el bien o el mal, en este caso entiéndase como “mal” como una broma que, literalmente, casi vuelve loco a quien fue dirigida.
Hace días, un joven llamado Roderick Russell fue protagonista de un episodio de paranoia ocasionado por distintos anuncios en Facebook que le hacían creer que la red social sabía todo sobre él.
La preocupación de Russell empezó cuando un buen día comenzó a ver mensajes en su Facebook sobre curas para una especie de enfermedad que padece. Y es que, aunque no lo crean, a pesar que Roderick es un experto profesional tragador de espadas, es incapaz de tomar sus píldoras de vitaminas sin sentir arcadas.
Con ello, el joven muchacho quedó sorprendido por ver anuncios que lo hacían cuestionar sobre hasta qué punto los anuncios de su página de Facebook estaban personalizados. ¿Qué decían? Aquí algunos de ellos a continuación:
“¿Te gusta tragar cosas? ¡Estás de suerte porque tenemos una increíble oferta para usted!”
“¿Dificultad para tragar píldoras? ¿No le parece irónico que tragar espadas sea fácil y luego unas pequeñas pastillas le provoquen fatiga?”
Cómo era de esperarse, la paranoia que Russell comenzó fue motivo para que se ponga en contacto con la red social para que le den una explicación de esto ya que, como la víctima decía, había visto “el anuncio más específico en la historia de la publicidad” y que le causó tanto pánico que llegó a pensar que su vida digital estaba siendo rastreada, a tal punto que dejó de usar su Smartphone por miedo a que estuviesen grabando y monitoreando sus llamadas.
A este punto uno pensará que se trata de una nueva herramienta de Facebook que realiza la mejor segmentación posible. Pues no. Todo esto fue obra y gracia de su compañero de piso, Brian Swichkow, quien utilizó las herramientas de orientación de los anuncios de Facebook (denominadas “Custom Audiences”) para construir una campaña dirigida a una sola persona.
Swichkow, de 27 años, es un profesional de marketing, y está familiarizado con la compra de anuncios de Facebook. Es por ello que decidió dale semejante sorpresa a su compañero, cosa que además le sirvió para incrementar la popularidad de su blog una vez que contó su hazaña.
Según el autor de lo sucedido, esta broma fue también una forma de probar los límites del marketing de las redes sociales y la hiperfocalización. Junto a esta explicación se suma la de otro marketero, quien denominó esta acción como un mensaje de “nicho a uno”, algo que puede ser muy eficaz no sólo como broma, sino que también como estrategia para generar ventas.
Si bien esta acción podría ser útil para cualquier profesional de la publicidad o el marketing para llegar a un consumidor específico, Swichkow recomienda nunca ser demasiado espeluznante como lo fue con su amigo.