Una de las ventajas principales de una lente de apertura rápida es que puede reducir drásticamente su plano de enfoque y difuminar todo lo que esté a su alrededor, tanto delante como detrás del sujeto, lo que ayuda a separar al sujeto de los elementos del fondo.
La segunda gran ventaja que tiene y que probablemente sea la que más entusiasma a quienes quieren tomar fotografías en lugares oscuros es su capacidad de capturar imágenes de gran calidad con poca luz. Lo que normalmente se hace en estas condiciones es subir el ISO a rangos extremos o reducir la velocidad de obturación para que pueda ingresar más luz. En ocasiones es necesario cambiar ambas configuraciones lo que es casi trágico, pues le quita calidad a nuestra imagen y en ocasiones se busca obtener fotografías que congelen el movimiento y con estos cambios, es muy probable que salgan borrosas.
En la época de la fotografía fílmica (en los 80’s) este lente ofrecía una capacidad increíble para captar más luz, lo que la hacía perfecta para los retratos, bodegón y hasta fotoperiodismo. En aquella época todavía no se disfrutaba del enfoque automático, el interno, compensación de vibración y motores ultrasónicos rápidos, aunque este objetivo aún tiene un anillo de enfoque súper suave y un anillo de apertura manual.
Al tomar una fotografía con los objetivos Nikon 50 mm f / 1.2 y Nikon 50 mm f / 1.4 usando luces constantes se obtuvo resultados un tanto sorprendentes. El fondo que se usó para probar el efecto bokeh fueron unas luces navideñas baratas, para modificar un poco la iluminación y hacerla suave se colocó unos Fstoppers Flash Discs encima del Profoto que sirvió de apoyo. Ambas fotos se tomaron en 1/60 de segundo y se estableció el ISO en 640 y 800. Ambas imágenes fueron procesadas en Lightroom con las mismas configuraciones. Este fue el resultado.
En la fotografía de la Nikon 50 mm f / 1.2 se nota un tono más verde y un contraste más fuerte que se percibe en el negro aplastado, a diferencia de la Nikon 50 mm f / 1.4 que tiene un color más cálido y uniforme. La profundidad de campo, en la primera es un tanto más superficial y a la vez mucho más suave en las áreas enfocadas.
Además, en el aspecto técnico trabajar con una lente de enfoque manual es un poco más engorroso y difícil que el enfoque automático de la más nueva que tiene una precisión casi perfecta y en cuanto a su estructura, la lente antigua se siente más profesional al tocarlo, y aunque es un poco más pesada al tacto, se siente bastante bien en comparación con las nuevas que dan la sensación de ser más baratas y menos lisas por el frío plástico que tiene.
Dependerá mucho de los gustos del fotógrafo, sin embargo, tomando en cuenta el ritmo de trabajo en un estudio o de la rapidez con la que desees tomar una foto mientras paseas en la ciudad, la lente 50 mm f / 1.4 tiene un enfoque más preciso y en un lapso de tiempo muy corto, el color en las fotografías es más nítido y no tiene tonalidades verdes que tal vez no guste a muchos.
No obstante, existen videografos y algunos fotógrafos que buscan un aspecto más vintage o nostálgico en sus tomas y prefieren la apertura manual. Sean cuales sean las preferencias, ambas tienen diferencias que las enriquecen. Haz tu elección y disfruta de los resultados.
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