El mercado de viviendas en Hong Kong es un asunto complicado y se ha vuelto un tanto prohibitivo. Con una población de cerca de 7,5 millones de habitantes y poco terreno urbanizable, muchas personas no tienen acceso a una vivienda estándar. Todo ello ha dado pase a un tipo de ‘vivienda’ que se conoce como los cubículos ataúd.
El fotógrafo Benny Lam decidió fotografiar estas condiciones de vida en su serie “Trapped” para dar a conocer la agobiante realidad de todas esas personas. “Ese día llegué a casa y lloré”, contó Lam a National Geographic. Sin duda, una realidad opuesta a las glamorosas calles de neón de Hong Kong.
Más que un departamento o siquiera habitación, son espacios de apenas dos metros cuadrados. Las Naciones Unidas han calificado esta tendencia como “un insulto a la dignidad humana”. No obstante, la Sociedad para la Organización Comunitaria informó que sigue siendo la única alternativa a la que 200.000 personas tienen acceso.
Las fotografías fueron sacadas para la SoCo, una ONG que lucha por cambios en las políticas y estándares de vida decentes en la ciudad.
“Podemos preguntarnos por qué debemos preocuparnos por ellos, ya que estas personas no son parte de nuestras vidas”, escribió Lam en su página de Facebook. “Son precisamente las personas que interactúan con nosotros cada día: te sirven como camareros en los restaurantes donde comes, son los guardias de seguridad en los centros comerciales por los que paseas, o los limpiadores y repartidores de las calles por las que caminas”, agrega. “La única diferencia entre nosotros y ellos radica en los hogares en los que habitan, es una cuestión de dignidad humana”.
Para crear estos “cubículos ataúd”, los pisos se dividen, de manera ilegal, en supuestos departamentos que van desde 1.5 a 12 m ² y el precio de renta varía de acuerdo al tamaño del espacio.
Por ejemplo, Wong Tat-ming es un señor de 63 años que dejó de conducir taxis debido a la esclerosis que padece en la pierna. Ahora vive en un departamento de 1,67 metros cuadrados y paga 307 dólares al mes. Puede costear la renta con la pensión que recibe. Un piso de 35 metros cuadrados puede subdividirse para acomodar espacios.
Ah Tin vive en una cama de 1,11 metros cuadrados, rodeado de hileras de alambres. Apenas come pues la tristeza ha ido matando su apetito.
El señor Leung ha tenido diversos trabajos temporales durante toda su vida. Pero ahora es demasiado viejo para conseguir un empleo. Por eso, pasa sus días leyendo para así escapar del mundo de pobreza y miseria que le rodea.
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