A primera vista, te podría parecer que la fotografía y la psicología no tienen nada que ver, sin embargo, tienen una relación más íntima de lo que te imaginas. Ambas nos permiten apreciar la profundidad en una imagen, los detalles de una mirada, o una acción. En el momento que se conectan, forman la maravillosa unión para poder expresarnos, conocernos y explorar el mundo. Para poder entender mejor esta relación, te dejaremos algunos puntos y trucos que ayudarán al espectador a quedarse maravillados con la imagen.
Antes de empezar a profundizar con este artículo, recordemos un poco sobre el significado de estos términos: La psicología se dedica al estudio del comportamiento cognitivo de las personas, mientras que la fotografía, según la Real Academia Española (RAE), es la técnica para capturar imágenes fijas de la realidad, mediante la luz que cae sobre el sensor, en otras palabras, ambas disciplinas son ejercidas y estudiadas por el ser humano.
Mediante la fotografía psicológica se puede transmitir, inspirar, generar y transportar emociones. El psicólogo lo realiza a través de la palabra, y el fotógrafo a través de la imagen, ambas profesiones surgen a partir de procesos revelando aspectos inconscientes, difíciles de acceder.
La intervención de la psicología en la fotografía, puede construir aspectos que permiten a las personas, el desarrollo de su identidad, y estos pueden ser:
Autoestima: Esta, se trata de cómo nos sentimos ante nuestro autoconcepto, en las diferentes situaciones y las proyecciones que tenemos en el tiempo.
Autoconcepto: La definición que tenemos de nosotros mismos, es decir, es el “yo” que nos permite crecer.
Autoeficacia: Es la confianza asociada a la actitud que tenemos en diferentes situaciones.
Es por eso que la psicología fotográfica, forma parte de la construcción de la identidad de todas las personas, condicionando la percepción que tienen de sí mismas.
Las fotos tienen que transmitir algún sentimiento en el espectador, y la imagen que no nos transmite nada, quiere decir que está vacía y simplemente no sirve. Para lograr que los espectadores muestren sus emociones ante una imagen, hay dos trucos de la psicología que se pueden aplicar en la fotografía, y son esenciales para que logres cautivar al espectador produciendo en él, justamente el sentimiento que realmente deseas.
Los colores definitivamente influyen en nuestras emociones, y en la perspectiva que tenemos sobre algo con límites insospechados. A continuación, te indicaremos el impacto que tiene la psicología del color en la fotografía, para tener la atención de los usuarios:
Rojo: Estimula y activa los sentidos, es un color que resulta ser muy llamativo al ojo humano.
Azul: Se puede interpretar como un color frío, transmite tranquilidad y relajación en las personas.
Verde: Es un color que no cansa la vista, y siempre está relacionado con la naturaleza.
Negro: Está relacionado con lo elegante, autoridad y fuerza.
Blanco: Es un color neutro que combina con todo, y transmite al espectador una sensación de ligereza y limpieza.
Amarillo: Normalmente asociado con la suerte, energía y el optimismo, es un color cálido que ayuda a centrar la atención de la persona.
Violeta: Transmite romanticismo y un estilo sofisticado.
Naranja: Cuando vemos este color, nos transmite calidez, creatividad y éxito en una imagen.
Rosado: Es un color más femenino que resalta la dulzura y delicadeza
Si usamos estos colores en nuestras fotografías y los sabemos contrastar con los escenarios, ten por seguro que tendrás las mejores reacciones de los espectadores. Crearas sensaciones en ellos, incluso sin decir alguna palabra te lo podrían mostrar con solo gestos en su rostro.
Este truco es mucho más fácil de entender de lo que parece, los espacios que se muestran muy cargados en una imagen, solo dan la sensación de estrés y tensión a simple vista, haciendo que el espectador no quiera seguir viendo ese escenario. En el caso de los espacios demasiado vacíos sucede todo lo contrario, estos transmiten soledad a cualquier persona que lo vea. El escenario debe estar equilibrado para que la persona se sienta a gusto con lo que está observando. Al momento de componer una imagen, debes tener en cuenta todos los aspectos de la fotografía y psicología, para que tu trabajo se admirado por muchos, obteniendo un valor sentimental.
Muchas veces en la fotografía se manifiestan aspectos inconscientes, que resultan muy difíciles de interpretar, es decir, de alguna manera podemos acceder a una terapia psicológica a través de la fotografía, para establecer relaciones profundas y contar historias desde otra perspectiva. Es por eso, que vemos un mayor tráfico de fotografías en redes sociales, se suben y se eliminan imágenes para contar un hecho o suceso, que sirve para fidelizar y aumentar seguidores. Por ejemplo, la publicidad lleva años utilizando la imagen, para intentar despertar o intensificar nuestro deseo.
La fotografía nos muestra historias que se ven envueltas por sensaciones, emociones y pensamientos que se viven antes y durante un proceso.
La fotografía no es solo un trabajo que se realiza para captar imágenes en diferentes momentos, nos sirve también como una terapia para identificarnos y reconocernos como personas. Saber nuestros gustos, qué es lo que realmente queremos, e incluso nos puede ayudar a tratar de una mejor manera a nuestro entorno.
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