Wilson realmente mató al diseñador peruano

Como marketeros el diseño es nuestro brazo fuerte y se requiere de profesionales expertos para lograr objetivos claros y crear conceptos. La pregunta sería ¿cuánto gana un diseñador en el Perú? Y cuando vemos los sueldos promedios y nos damos cuenta que son bajos a diferencia de otros profesionales nos cuestionamos ¿en qué momento se empezó a pagar poco a los diseñadores en el Perú? Pues en los años 80´s los profesionales ligados al diseño eran muy buscados y tenían tarifas que actualmente parecen de ensueño. 
 
En los años 80´s empezó en el Perú la gran revolución gráfica, pues en esa época un diseño seguía un proceso tan largo y meticuloso que hacer un diseño implicaba  mucho tiempo y varios responsables. Entre ellos estaba el “montajista”, quién era artista gráfico que dibujaba las letras y pegaba textos en lo que se le llamaba en esa época montaje, pues tenía que unir las imágenes con el texto, lo cual muchas veces se tipeaba por separado.
 
En esa época vinieron al Perú las primeras computadoras Macintosh de Apple, que eran las más usadas para el diseño y como todo era novedoso, aquel que manejaba esos programas de diseño cobraba por hora o por trabajo realizado según el tiempo que tomase.
 
Para tenerlo más claro, un dibujante que diseñaba un logo podía cobrar entre S/. 200.00 a S/. 500.00 soles por logo, en una época en donde el dólar estaba a la par con el sol. Un montajista cobraba por montar un texto y una foto sobre una película que le tomaba 20 a 30 minutos entre 20 a 50 soles. Un retocador fotográfico cobraba por horas y en promedio de S/. 50.00 a S/. 80.00. Es decir, todos los que estaban ligados a las artes gráficas disfrutaron de una bonanza muy prometedora.
 
Sin embargo, esta bonanza empezó a generar una gran demanda y creó una necesidad: la de tener profesionales con menor costo, pues se empezó a terciarizar el servicio. Y justo entrando a los 90´s nació Wilson, un sin número de galerías ubicadas en la Av. Wilson que brindaban servicio de diseño, impresión y afines para el desarrollo de la industria gráfica. Eso hizo que muchas personas que no tenían formación gráfica, llevados por la necesidad de un trabajo, incursionarán en este mundo y a precios bajos que estaban más al alcance de los casi todos los bolsillos e hizo que el profesional promedio tenga que ajustar sus precios, pues este profesional promedio no competía con otro similar, sino con un profesional que se había forjado en la universidad del día a día, que muchas veces es la mejor de todas.
 
El problema que al tener clientes no tan exigentes hizo que primará la velocidad y no la calidad para tratar de abaratar los costos, dejando una percepción de que el diseño es algo importante pero que lo puede hacer cualquiera que tenga conocimientos de estos programas. Esto llevó a creer a mucha gente que el valor de la creatividad no tiene por qué ser alto.
 
En los 90´s y parte del 2000 los diseñadores pasaron a ser muy mal pagados debido a esta situación. Lo que estuvo mal para los diseñadores y de algún modo para los clientes, pues los hizo ser menos existente y empáticos, dado que no aprendieron a valorar el trabajo sino a verlo desde el punto de vista económico. También se crearon algunos clichés que marcan tendencia hasta hoy en día, como el de si es hecho en Wilson es barato y feo. 
 
Seríamos mezquinos en pensar que sólo Wilson hizo esto, pues es una responsabilidad en conjunto. Lo cierto es que si Wilson intento matar el sueldo del diseñador, no lo logró pero sí lo golpeó y cambiará en la medida que los que estamos en el negocio de la publicidad aprendamos a valorar el trabajo del diseñador, pagando mejores sueldos y respetando su labor. Por otro lado, los diseñadores, tanto de Wilson o no , debemos de aprender a cobrar y valorar nuestro trabajo, pues cuando un diseñador no cobra o mal baratea su trabajo, es posible que gane un cliente en ese momento pero todos los diseñadores perdemos un buen cliente y ganamos uno malo.
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