Lecciones de creatividad que todos aprendimos en la guardería

La vida era mucho más fácil cuando éramos pequeños. Nuestras preocupaciones no eran las que tenemos hoy y nuestros deberes eran simplificados en todo por donde se les mire. 
 
 
 
 
Pero a esa edad uno aprende muchas cosas de la vida. El cerebro, tal cual una esponja, va absorbiendo todo lo que siente, oye y ve para luego procesarlo y darle un significado dentro de su cabeza. 
 
Parte de estas cosas que nuestro cerebro capta, desarrolla la parte creativa de la persona. Y si bien esto puede estar presente más en unos que en otros, todos estamos cercanos a ella. Y es que está comprobado que la creatividad que todos llevamos dentro alcanza su punto culminante en nuestra temprana infancia.
 
 
 
 
Para ser más directos, las mejores lecciones de creatividad se aprenden durante la niñez, cuando todavía estamos en la guardería, y The The Huffington Post nos la muestra para repasar estas cosas esenciales que a veces uno olvida.
 
 
1. Afrontar proyectos sin miedo
De niños nos metemos en proyectos que se nos presentan sin demasiadas expectativas. Lo importante es la diversión asociada a esos proyectos, no el resultado final de tales proyectos. Los niños se enfrentan a los proyectos que tienen entre mano sin miedos y la valentía forma un “matrimonio” muy bien avenido con la creatividad.
 
2. Dejar vagar la mente
Cuando somos niños nos perdemos constantemente en nuestras propias fantasías. Cuando somos adultos, seguimos dejando vagar nuestra mente, pero considerándolo como una pérdida de tiempo. En realidad, dejar que nuestra mente vaya a la deriva es muy bueno para la inspiración y la creatividad, tanto si somos niños como adultos.
 
3. Hacer preguntas
Cuando somos niños, somos curiosos y no tenemos miedo de preguntar para satisfacer nuestra curiosidad. Es más, somos tan curiosos que preguntamos por todo. Sin embargo, cuando nos hacemos mayores, creemos falsamente que mostrar a las claras nuestra curiosidad es sinónimo de estupidez. Grave error porque las preguntas son un poderoso acicate de la creatividad que no debemos dejar de lado tampoco en la edad adulta.
 

 
 
 
4. No tomarse las cosas demasiado en serio
Los adultos nos tomamos casi siempre las cosas demasiado en serio. ¿La consecuencia? Estrés y más estrés. Para combatir el estrés y los bloqueos creativos que llevan aparejados casi siempre los periodos de estrés, es recomendable imitar la despreocupación de los niños y reencontrarse así con las musas de la inspiración.
 
5. Jugar
Jugar no es una actividad limitada única y exclusivamente a los niños. Jugar, tanto si somos niños como adultos, nos hace más felices y da fuelle a nuestra creatividad.
 
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