Esta peculiar artista convierte a los residentes muertos de un pueblo en muñecos
Una mujer japonesa ha reemplazo los humanos de su pueblo con muñecos de tamaño real cuando éstos fallecen. La población de muñecos en Nagoro, región de Shikoku al sur de Japón, supera a los residentes de este desolado lugar.
Se trata de Tsukimi Ayano quien regresó a su pueblo para cuidar de su padre enfermo pero, aún después de que éste falleciera, Tsukimi decidió quedarse. Su madre falleció cuando ella era una niña, y comenta que siempre recuerda a su padre con un cigarro en la mano.
Ella ha tejido más de 350 muñecos para recordar como solía ser su comunidad. Muchas personas migraron a grandes urbes o fallecieron. Actualmente queda un aproximado de 30 residentes en esta villa olvidada. Al principio intentó sembrar plantas pero jamás crecieron.
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Aunque su intención no era llamar la atención, la historia de esta peculiar artista se hizo conocido gracias al fotógrafo alemán Fritz Schumman que elaboró un documental titulado “The Valley of Dolls” o “El valle de las muñecas“.
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Prácticamente los muñecos están por todas partes y representan la vida de la villa, o de lo que solía ser. A los lejos pueden confundirse con personas realizando sus actividades diarias como pescando, trabajando en el campo e incluso la, ahora abandonada, escuela está llena nuevamente de “alumnos”.
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Incluso Tsukimi ha tejido una muñeca que la representa tejiendo otros muñecos. Algunos visitantes que pasan, aprovechan para tomarse fotos con los “habitantes” pero a algunos les asusta.
Si deseas, gracias a Google Maps, tienes la oportunidad de explorar las calles pequeñas de este pueblo en el que encontraras a los muñecos reemplazando a los alguna vez vivieron en este lugar.
Muy aparte del trabajo de esta singular artista, su historia capta la atención ya que refleja el gran problema de la despoblación en pequeños o alejados pueblos que poco a poco quedan en el olvido.
A continuación en el siguiente link te mostramos la excelente iniciativa de una empresa, en la que al comprar una muñeca da la oportunidad de regalarle otra a un niño necesitado.