10 formas de cortejo que se han perdido con el tiempo
10 formas de cortejo que se han perdido con el tiempo. Todo el mundo sabe que para iniciar un romance es necesario que el hombre tenga uno que otro gesto de caballerosidad. ¿A qué mujer no le gusta ser conquistada? ¿A qué mujer no le gusta ser enamorada de paso a paso? Desde una rosa hasta una cena romántica: todo es válido en el terreno del amor.
Pues bien, como todos estos detalles son importantes, pues el amor no nace de la nada, la práctica de conquistar ha sido desde siempre una de las habilidades más trabajadas en los hombres. Dicho proceso de conquista tiene algunos pasos imprescindibles: algunos “ingredientes” que hacen que la mujer diga sí al final del cortejo.
Sin embargo, a lo largo de los años, esta suerte de pasos hacia el amor se han ido perdiendo y transformando en nuevas prácticas. Con el fin de recordar los buenos tiempos, aquí te traemos 10 formas de cortejo en el pasado.
Y tú… ¿Has hecho o te han hecho algunos de estos cortejos?
10 formas de cortejo que se han perdido con el tiempo
Recoger su pañuelo
Una de las prácticas más antiguas del cortejo consistía en recoger el pañuelo que la dama dejaba caer. Es decir, si la mujer se cruzaba en la calle con alguien de su agrado dejaba caer su pañuelo en signo de aprobación, si el hombre le correspondía entonces lo recogía.
Una forma de cortejo, mandarle serenatas
Uno de los modos de conquistar que se ha desvirtuado con el tiempo es el de las famosas Serenatas. Originalmente, una Serenata era ir hacia la casa de la mujer amada y tocarle una canción. Pero no terminaba ahí, si la mujer salía por la ventana la respuesta era positiva, si salía su padre era negativa.
Invitarla a un baile
Antiguamente, asistir a bailes era una de las prácticas comunes dentro de las parejas jóvenes. Invitar a tu chica a uno y practicar para no pisotearle los pies era una de las prácticas más utilizadas. ¿Te imaginas bailando un lento?
La infaltable Galantería en un cortejo
Desde abrirle la puerta, ponerle el abrigo, darle el brazo para caminar y jalarle la silla hasta pararte cuando ella se va al baño (Sí, absolutamente todas las veces que ella decida ir al baño). Eso señores, es galantería.
Conseguir la aprobación de su padre
La rutina consistía en ir a su casa con flores (no podían faltar las flores) y pasar a su sala a conversar por un rato con el padre de la susodicha. Si no lograbas esa conversación con el padre, ni la aprobación al final de la tarde, ya estabas tachado de la lista.
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Los poemas no podían faltar en esta nota de cortejo
Al estilo Romeo Y Julieta, las cartas de amor, con poemas incluidos y rosas rojas, eran una de las formas más certeras de conquistar al amor de tu vida. ¿Ya empezaste a escribir?
Invitarla a una cita artística
La cita no solo concluía después de ir a comer, sino que se acostumbraba llevar a la mujer a algún sitio artístico: a ver una película, al cine, asistir a un baile, al teatro o a alguna exposición de arte.
El famoso chaperón en el cortejo
Aceptar al chaperón o chaperona de tu mujer amada era uno de los signos de respeto y cultura más importante en esta época. El chaperón (a) tenía que ir a todos los lugares donde ella iba y el muchacho, obviamente, no podía dejarlo (a) de lado. Incluso, tenía que agradarle también al chaperón (a) para conseguir a la chica.
Mostrar finura a la hora del banquete
Los modales eran imprescindibles. Si la mujer tomaba vino de una copa, el hombre rozaba con sus labios el mismo borde de la copa en señal de atracción.
Pedir la mano de la amada frente a toda la familia al final del cortejo
La última forma de galantería era pedir la mano en matrimonio de la mujer dándole un anillo, pero para ellos se necesitaba el permiso y bendición del padre. Aunque muchos no lo sabían, los anillos de oro nacieron de este proceso de cortejo como un accesorio de amor y galantería. A lo que las mujeres respondían usando un vestido y velo blanco en la ceremonia en signo de “pureza absoluta” para el hombre.
Para volverte a enamorar una y otra vez, a continuación les presentamos el emotivo trabajo del ilustrador Zac Retz en donde nos muestra distintas imágenes en donde se aprecia varias parejas compartiendo distintos momentos de su día a día.
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